Otro nacimiento milagroso es el que nos relata el Evangelio de San Lucas en el capítulo 1 versículos 5 al 25, que estamos invitados a reflexionar hoy en vísperas de la Navidad.
Se nos relata cómo un sacerdote del viejo testamento llamado Zacarias, que dice el Evangelio que estaba casado con Isabel descendiente de la familia de Aaron, y explica el Evangelio que ambos eran buenos y justos a los ojos de Dios.
En esa época le corresponde a Zacarias oficiar cómo sacerdote en el Templo y allí recibe el anuncio del ángel Gabriel de que su mujer quedará embarazada y dará a luz un hijo al que le pondrá el nombre de Juan, al que lo describe como será y como vivirá. A lo que el viejo Zacarias le dice “soy viejo y mi mujer estéril”. El ángel le dice que va a suceder lo mismo “y como has dudado y no has tenido fe quedarás mudo hasta el momento del nacimiento”.
Y esto sucede porque cuando sale del santuario hace señas y escribe en una tablilla lo que acontece, y el nombre de su hijo: Juan es su nombre.
¿Y por qué colocar esto en este tiempo de la liturgia?. Es que será Juan el Bautista el precursor, quien prepare el camino del Señor, quien lo invite a bautizarse, y será el encargado de señalar a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Es otro nacimiento milagroso el que acontece en la familia de Zacarias e Isabel. Y también pasan cosas milagrosas en nuestras vidas que casi nos dejan como mudos.
Debemos dejar que Dios actúe, aunque escape a toda lógica nuestra y entendimiento.
Qué seamos capaces cómo Zacarias e Isabel de asirnos a la voluntad de Dios.