En tiempos donde la figura de Héctor Germán Oesterheld vuelve a resonar con fuerza gracias a la exitosa serie «El Eternauta», protagonizada por Ricardo Darín y estrenada en Netflix, un testimonio mercedino aporta un recuerdo estremecedor y humano sobre los días finales del guionista asesinado por la dictadura cívico-militar. Se trata de Juan Carlos Benítez, concejal mandato cumplido, ex secretario privado de la intendencia durante la gestión de Julio Gioscio, militante político y sobreviviente del terrorismo de Estado.
En diálogo con este medio, Benítez relató el breve pero imborrable encuentro que tuvo con Oesterheld en el centro clandestino de detención conocido como “El Vesubio”, donde ambos coincidieron en diciembre de 1977. Por entonces, Benítez había sido secuestrado en la ciudad de Mercedes, al igual que sus compañeros Arturo Chillida y Javier Casaretto, con quienes integraba un grupo de militancia que publicaba un folletín clandestino.
«Es importante que las nuevas generaciones conozcan esta historia. Oesterheld fue un genio y un valiente. Y fue víctima, como tantos, de una dictadura que quiso borrar la memoria, pero no pudo»
“El 29 de diciembre del 77, en vísperas de Año Nuevo, los guardias nos permitieron sacarnos la capucha y conversar un poco. Fue una situación muy extraña, de mucho miedo, pero también de cierto alivio en ese infierno”, recordó Benítez. “Empezamos a hablar de cosas triviales, nadie se animaba a tocar temas comprometidos. En ese momento, yo mencioné que de chico leía muchas historietas de la editorial Frontera, y sobre todo me gustaba Ernie Pike, ese corresponsal de guerra con un enfoque muy humano. Y ahí, un hombre ya mayor, deteriorado, con un vendaje en la cabeza, me dice: ‘Yo soy Ernie Pike’. Se presentó: ‘Yo soy el guionista de Ernie Pike. Soy Héctor Oesterheld’”.
La revelación sorprendió a todos los detenidos. “Nos quedamos helados”, comentó Benítez. “Recién ahí empezamos a dimensionar quién era, aunque en ese momento no se lo valoraba con la trascendencia que tiene hoy. Era, sí, alguien importante porque escribía esas historietas que leíamos, pero no sabíamos que estábamos ante uno de los creadores culturales más notables del país. Él mencionó también que había trabajado con Hugo Pratt, y que El Eternauta era obra suya. Incluso nos dijo, ingenuamente, que estaba preparando nuevos trabajos, que ‘esta gente se los iba a publicar’. No sé si lo dijo para darse ánimo o para darnos una esperanza a nosotros”.
La escena adquiere hoy un valor histórico extraordinario. El propio Benítez reconoció que no volvió a ver a Oesterheld después de ese día. “Fue la única vez. Días después, llegó otro detenido que contó que había participado de un operativo en el barrio de Lomas del Mirador, donde asesinaron al yerno de Oesterheld. No sé si también estaba su hija. Fue un tiroteo infernal, según dijo. Después de eso, no supimos más nada”.
Durante su cautiverio en El Vesubio, Benítez estuvo encapuchado y encadenado. Fue secuestrado el 29 de noviembre de 1977 en calles 35 y 20, en Mercedes. “Fue el capitán Durán con otros hombres. Me detuvieron en la calle, a punta de pistola. Recuerdo que uno de los que me apuntaba era alguien a quien yo mismo había ayudado a viajar en otra época. Se ve que lo habían capturado y no tuvo otra salida que entregarme”.
“Fue la única vez. Días después, llegó otro detenido que contó que había participado de un operativo en el barrio de Lomas del Mirador, donde asesinaron al yerno de Oesterheld. No sé si también estaba su hija. Fue un tiroteo infernal, según dijo. Después de eso, no supimos más nada”
La detención de Benítez se extendió hasta el 16 de enero de 1978. “Fue todo incertidumbre, dolor, miedo. Una situación profundamente traumática. Éramos jóvenes militantes. Con Arturo Chillida y Javier Casaretto hacíamos un boletín clandestino con información, con ideas. Y por eso caímos. Pero no éramos delincuentes, éramos militantes políticos”.
Años más tarde, Benítez fue uno de los primeros testigos en declarar ante la justicia ya recuperada la democracia. “Ni bien asumió Alfonsín y se empezó a conformar la CONADEP, declaré todo esto en los tribunales de Morón, que después pasaron las causas a Buenos Aires y a Comodoro Py. También estuve presente como testigo en el juicio a las Juntas. Siempre conté lo que viví, porque es mi deber como sobreviviente”.
Hoy, a sus más de 70 años, Juan Carlos Benítez aún conserva en su casa la colección completa de El Eternauta. Aunque aún no vio la serie de Netflix, afirma que lo hará. “Claro que la voy a ver. Es importante que las nuevas generaciones conozcan esta historia. Oesterheld fue un genio y un valiente. Y fue víctima, como tantos, de una dictadura que quiso borrar la memoria, pero no pudo”.