Con tan solo 12 años, Mili Trejo, una patinadora del Club Mercedes, conmovió a millones de argentinos este miércoles por la noche al presentarse en el programa «Buenas Noches Familia», que conduce Guido Kaczka por Canal 13. Su historia de vida, marcada por la fuerza, el compromiso y el amor por el deporte, tocó el corazón de todo el país y generó una ola de admiración y solidaridad.
En el ciclo televisivo, donde personas comparten sus sueños para ser ayudadas a cumplirlos, Mili se subió al escenario con una sonrisa amplia y una energía que lo llenó todo. Allí contó que entrena tres veces por semana en el Club Mercedes, a más de 60 kilómetros de su casa en Chivilcoy, y que lo hace con la compañía incondicional de su mamá, quien la lleva en moto hasta Suipacha y desde allí en tren a Mercedes. Mili patina con una sola pierna, y lo hace con una destreza y sensibilidad que sorprenden y conmueven.
Además del patín, Mili también practica equitación, danza y hasta se animó a surfear. Su frase fue contundente: «Todo se puede», y así lo demostró en su presentación.
Cuando llegó el momento de mostrar su talento, bailó sobre ruedas con una música que hablaba de la infancia y los sueños. La emoción fue inmediata. El propio Guido Kaczka no pudo contener las lágrimas y confesó que su madre, que estaba viendo el programa desde su casa, también se había emocionado profundamente.
“Es una chica maravillosa. Hay algo en vos que nos toca a todos”, le dijo el conductor. En pocos minutos, gracias al aporte de la audiencia y de empresas que se sumaron, Mili y su mamá lograron recaudar más de 75 millones de pesos para poder costear su silla postural, una nueva prótesis y seguir adelante con sus sueños.
La historia de Mili no es solo la de una deportista: es la de una familia que lucha cada día, la de una niña que no se rinde, y la de un país que por un momento se detuvo a mirar, a escuchar y a ayudar.
Desde el Club Mercedes y desde cada rincón donde se conoce su historia, el sentimiento es el mismo: orgullo, ternura y admiración por esta pequeña gigante que sobre una rueda y con el alma liviana, nos recordó que los límites muchas veces no existen cuando hay amor, voluntad y sueños.