Danos tus dones y danos tu luz, es lo que le pedimos constantemente durante la vigilia pascual, esta vigilia de Pentecostés, esta noche, a Dios Espíritu Santo, que se digne regalarnos sus siete sagrados dones y darnos con estos dones su luz para que iluminen a todo hombre. La inteligencia y la voluntad, que iluminen a todo hombre. Que nos de el don de la sabiduría, no de saber cosas humanas, sino de saperem, gustar la vida. Que nos de el don del entendimiento, entender la Palabra de Dios, entender su santa voluntad y ponerla en práctica.
Tener un corazón magnánimo, en nuestra inteligencia, y recibir el santo don del consejo, es decir recibir un buen consejo, animarnos a recibir un consejo y animarnos dar la palabra adecuada, aconsejar. Tener ciencia para discernir lo que está bien y lo que está mal. Y también con la voluntad, la fortaleza que tiene que ver con esta, no solamente saber lo que se debe hacer sino tener la fortaleza de llevarlo a la práctica.
Y todo esto coronado con el don de santa piedad, la santa bondad, piedad es bondad con las cosas de Dios y con los demás, que también son imagen y semejaza de Dios. Ser hombres y mujeres píos, de bondad. Todo esto con la coraza, el revestimiento del santo temor de Dios, que no es miedo a Dios, sino que es no querer ofenderle, no querer ser infieles a la sabiduría, al entendimiento, al consejo, a la piedad y a la fortaleza, sino por el contrario, ser fieles a los dones para redundar en frutos del Espíritu Santo.
Que en esta expresión, danos los dones, danos tu luz, que hoy ilumina nuestros corazones y que hoy se eleva en cada capilla, en cada comunidad, en cada vigilia, en cada iglesia, esta noche de la vigilia de Pentecostés, que en nuestro corazón resuene y le diga al Señor danos tus dones, danos tu luz.
Y que en este pedido esté la Virgen Santísima de Luján, acompañándonos. Que ella te bendiga.
