Reflexionamos el Evangelio de Lucas, capítulo 1 versículos 39 al 45, que comienza con algo muy bonito: “María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá”. Se desplaza a visitar a su parienta, lsabel.
Recordemos que hemos reflexionado sobre el nacimiento de Juan, el jueves cuando reflexionábamos el Evangelio de Lucas en versículos anteriores donde se anunciaba que Zacarías iba a ser padre e Isabel Madre.
Y María Santísima visita a su prima Isabel, no para dar trabajo, sino que va a asistir a o una parturienta como ella. La visita de María es siempre de servicio.
En nuestra vida muchas veces tenemos la visita de Dios y de la Virgen. Y siempre es para el servicio. Decía San Juan Pablo II “Abran las puertas a Jesús”. “Aperite portas”, decía. “Abran las puertas”.
Y decía San Juan Pablo II, “porque el Señor nos da todo y no nos quita nada”. Toda visita del Señor a nuestra vida no es para quitarnos cosas, sino para darnos. Y para darnos vida y gracias.
Que tengamos ojos y mirada de Fe sobre nuestras vidas porque constantemente somos visitados.
Dios pasa por nuestra vida. La Virgen María pasa por nuestra vida con distintos gestos, señales, servicios.
Que los dejemos hacer, lo miremos con Fe y con Fe lo recibamos.
Y que del mismo modo nuestra vida se transforme en visita, no para llevar y traer novedades o chismes, sino animarnos a visitar para ser cristóforos, quienes llevemos a Cristo.
Que así sea en este tiempo de Navidad.