Por Oscar Dinova
Un día como hoy, hace 88 años, el cantante más grande de la historia argentina, Carlos Gardel, brindaba su último espectáculo en nuestra ciudad. No era la primera vez que nos visitaba: 20 años antes, en 1913, pisaba los adoquines mercedinos con el Terceto Argentino.
Pero ese domingo 7 de mayo de 1933 recibía a un artista consagrado a punto de conquistar el cine norteamericano donde dejaría una marca perdurable.
Fue un artista genial, dueño de un registro vocal inconfundible, un tanguero inimitable y un músico excepcional, compositor -junto a Alfredo Lepera- de éxitos inoxidables. Y por sobre todo, un profesional intachable y leal a su público, repartido en los confines más insospechados del planeta.
Su doble paso aquí fue el estímulo a escribir mis «Crónicas de Gardel en Mercedes», un sencillo pero necesario tributo a una figura de leyenda que paseó su talento por nuestras calles.
¡Sigámoslo disfrutando, que cada vez canta mejor!
CIEN AÑOS NO ES NADA
Anduvo por estos pagos hace un siglo,
cuando Mercedes se pateaba en adoquín
llevaba en su maleta sueños/una viola prestada
y un ragú para comerse hasta el piolín.
En un boliche con nombre de prócer
nos cruzamos con su historia sin querer
era un Zorzal buscando su destino
en un camino que acababa de nacer.
Y volvió como vuelven los grandes
a visitarnos allá por el treinta y tres
los que no tenían vento para garpar,
en la puerta del Cine Social,
un 7 de Mayo del ´33 lo escucharon trinar.
Tal vez para algunos suene a boleto,
y otros no crean lo que vamos a contar,
no es para engrupirlos ni para cartel,
estuvo entre nosotros, alegró nuestras noches
el Morocho más argentino.
¡¡Si señores, en Mercedes, ha cantado…Carlos Gardel!!
En Crónicas de Gardel en Mercedes (O.D)
