«Stabat Mater» es un antiguo himno que data de los primeros siglos de nuestra era cristiana, cuya traducción literal es «estaba la madre» o «la madre se encontraba».
Fíjense ustedes que la expresión «stabat» habla de «estatua». De estar no de cualquier manera sino de estar firme, de estar parada. De estar de pie.
«Stabat Mater» hace referencia a la Virgen Santísima al pie de la cruz, con este título que la Iglesia le ha dado desde Pablo VI en adelante: María co redentora.
Este estar de la Virgen Santísima al pie de la cruz es la memoria que se nos invita a tener hoy, viernes de la Semana de Pasión previa a la Semana Santa.
Es hacer memoria de la Virgen Santísima al pie de la cruz, junto a su Hijo, también ella pariendo a la nueva humanidad.
Pero hoy por hoy también hay otros «Stabat Mater» en nuestros días: el que está junto a un enfermo; el que está junto a quien se siente o experimenta la soledad; el que está cerca del privado de su libertad, del huérfano, del discapacitado, del que sufre cualquier tipo de dolencia. El estar cerca del sufrimiento y del dolor ajeno es remedar la actitud de la Virgen Santísima, que está al pie de la cruz. No para explicar un sufrimiento o para dar razones de un sufrimiento o de un dolor, si no para estar y acompañar, con actitud de corazón. Estar para acompañar. Tal vez para secar una lágrima, tender una mano, sin necesidad de hablar absolutamente nada. El solo hecho de estar.
Gracias a Dios que hoy por hoy hay tantos «Stabat Mater» entre nosotros. Todos esos héroes anónimos que, en silencio, en soledad, están cerca del que sufre o padece algún tipo de dolor.
Que en nuestras cruces tengamos alguien que esté como María al pie de la cruz. Y que también nosotros, en su momento, seamos capaces de poner el hombro, poner el oído, y de extender una mano para el que se siente solo, afligido o con dolor.
Que la Virgen Santísima de Luján te bendiga.
