Si bien el Evangelio que nos corresponde reflexionar hoy es el de Juan –al que ya hemos reflexionado dos o tres veces seguidas, estamos en vísperas de la Epifanía, fiesta de los Santos Reyes, que será mañana– quiero que hoy reflexionemos la segunda lectura del día de hoy que es de San Pablo a los Efesios, capítulo 1
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad…
Es voluntad de Dios Padre que por la filiación de Jesús, que comparte nuestra humanidad, también nosotros seamos capaces de compartir su divinidad. En el Verbo, en la Palabra que se ha hecho Carne, que ha puesto su morada entre nosotros, allí somos bendecidos. Y bendecir –en latín “decir bien”– en la palabra Jesús, que es la Palabra hecha Carne, habla bien de nosotros, delante del Padre Dios. Somos bien dichos, somos bendecidos.
Y este es el mejor regalo que podemos recibir. El mejor regalo en esta víspera de la Epifanía, de este lunes 6, Fiesta de los Reyes, donde celebramos por un lado la adoración de los Reyes, Melchor, Gaspar y Baltasar que llegan y le ofrecen oro, incienso y mirra. Pero también celebramos el primer signo de Jesús, las bodas de Caná, pero a su vez el bautismo de Jesús, cuando estaba en el agua y una paloma que es el Espíritu Santo se posa sobre El y esa voz que se escucha Este es mi hijo muy querido, escúchenlo. Celebramos esos tres acontecimientos. La Epifanía del Señor, porque en la Palabra somos bendecidos.
Vamos finalizando el Santo Tiempo de la Navidad con la Fiesta de mañana.
Hemos recorrido gran parte del año y hasta aquí llegan estas “Semillas de Vida” que por estos tiempos he querido compartir.
Vamos a darnos unos días de descanso para luego retomar la siembra.
Queridos lectores de NOTICIASMERCEDINAS.COM, los dejo descansar unos días.
Pronto, con la generosidad de este medio, podremos volver a estar en contacto.
Espero que estas reflexiones diarias les hayan servido a ustedes como me han servido a mí, al recorrer el camino de Jesús, en estos meses que hemos venido hablándonos y leyéndonos.
Que tengan un venturoso 2020. Que la Virgen Santísima de Luján los proteja y bendiga. Que haya pan y trabajo. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Hasta pronto.