“Lo de los codos es una boludez así que si les parece nos saludamos sin darnos la mano y arrancamos”, dijo el referí en la mitad del campo pero algunos jugadores no pudieron reprimir el instintivo choque de palmas o de puños junto al deseo común de “buen partido”.
No sonaron los vientos ni los bombos de la popular en el empate de Flandria y Sacachispas, no hubo aliento. El silencio impuesto por la pandemia dejó al desnudo las voces usualmente ocultas de los protagonistas, los enojos de los técnicos, la descarga de los futbolistas.
No hubo grito de gol cuando el Canario se puso al frente por medio de un tiro desde los doce pasos ni tampoco tuvo la justa presión de la tribuna el árbitro cuando evitó cobrar otro claro penal para el local a la hora en que se moría el primer tiempo.
En ese momento, intentaron acercarse a la cancha una veintena de hinchas desde la calle Julio Steverlynck pero sus intenciones se vieron frustradas por los efectivos policiales. La consigna “a puertas cerradas” se cumplió a rajatablas.
Para la segunda etapa el DT del visitante dispuso el ingreso del camerunés Mustafá, un grandote que forzó una falta en la puerta del área y el correspondiente gol del empate. Una selecta media docena de hinchas de Flandria se expresaron trepados al paredón del Circulo Criollo.
A los 40 del complemento, Randazzo puso el 2 a 1 para Flandria y a los 49 “Musta” frustró la alegría canaria y rescató un punto para los de Villa Soldati con otro agónico cabezazo. Los jugadores saludaron luego a la tribuna vacía.
En el cierre del día, el presidente Alberto Fernández anunció drásticas medidas para frenar al coronavirus. Pidió la continuidad del fútbol profesional y las transmisiones abiertas para el pueblo en cuarentena; sin embargo, la transmisión en vivo de Pares TV de este partido volvió a ser censurada.