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El destete en aislamiento social y preventivo

Por Paula Diaz de Arcaya

La cuarentena pone en evidencia cómo funcionan las sociedades industrializadas occidentales para sostener a la infancia y a la familia toda. Mientras que, en otros tiempos, este sostenimiento se daba con la red ampliada de la familia extendida e incluso con la vecindad; hoy es a expensas del despliegue de un dispositivo institucional que, con la cuarentena, está anulado. Por lo tanto, todos los procesos se ven atravesados, modificados, interceptados. El contacto cotidiano sin solución de continuidad, el estrés que provocan la incertidumbre y el cuidado permanente de un menor, pueden llevar a las madres a querer tomar la decisión de destetar.

Hay varias líneas para analizar y sostener un tipo de destete y no otro. Para hacer una diferencia inicial, diría que, particularmente no elijo utilizar la designación de “destete natural” porque si bien somos animales mamíferos, además somos seres sociales, culturales, relacionales, racionales y con una estructura psíquica, por lo tanto, de natural no tiene nada. Estas concepciones entienden que hay una forma adecuada de llevar adelante un proceso, independientemente de qué experimentan esos dos sujetos intervinientes en la lactancia y por lo tanto en el destete.

A partir de estas miradas, aparecen otras formas de concebirlo que son más razonables y ponen a la díada y a su singularidad, en el centro: es el llamado “destete respetuoso”. Siempre que aparece la idea de destete es porque se ha ido tejiendo en la madre que amamanta, un deseo (un no deseo). La lactancia sostenida, tiene mucho de disfrute, de lugar de encuentro, de comunicación entre una madre y su hije, pero también aparece un espacio en el que hay cansancio, desgano, sentimientos ambivalentes. El destete respetuoso supone un escalonamiento, un proceso, la mediatización de la palabra, la explicación y anticipación de los sucesos, pero en modo alguno supone la ausencia de frustración, angustia, culpa. Pensar que un proceso tan significativo y fundante en la psique de un niñe, podría ser atravesado sin conflicto, no sólo es falaz sino que no es posible.

El destete presenta un conflicto, y por ello es una gran oportunidad para que la díada despliegue otras herramientas de intercambio, sostenimiento y desarrollo de esa vincularidad.

Sin embargo, podemos dar algunas estrategias que pueden ayudar a llevarlo adelante, aún en el marco de la cuarentena:

Contarle y anticiparle al/la bebé sobre el proceso. Poner palabras y verbalizar el deseo materno.

Sustituir algunas tomas: esto tendrá que ver con cada díada y la rutina diaria, pero puede servir comenzar retirando alguna toma -por ejemplo de la tarde-, donde podemos brindar una actividad conjunta, un juego, o en el que puede aparecer otro integrante de la familia que ayuda a sostener esta dinámica.

Habitualmente, se asocia un lugar de la casa con la lactancia (un sillón, una habitación, etc.). Evitar ese lugar, limita la aparición de ese “reflejo” de ir a la teta.

El clásico no ofrecer. Si el/la lactante se encontrara entretenido, en un momento en el que habitualmente toma teta, no ofrecer es la estrategia.

Sustituir la teta por otro alimento y/o tecnología, no constituye una estrategia conducente.

Hay una confusión recurrente que disocia la teta del cuerpo materno y que ve en aquella la única sostenedora del maternaje. Dar la teta es amor, contacto, mirada, cuerpo materno. La teta sale de escena, pero queda todo aquello que ella encarna. El cuerpo materno sigue puesto en juego.

La edad del/la bebé será una variable a tener en cuenta. Un/a bebé menor a 1 año requerirá sustituir alimentación (indicación pediátrica) y satisfacer necesidades vitales de contacto (aupar, contener).

Los lactantes de más de un año y medio, pueden evidenciar un aumento en las idas al pecho. Con la cuarentena y el contacto permanente, este patrón de alimentación puede verse agudizado. En esto caso se puede abordar un “destete parcial”. El destete parcial permite una limitación de las tomas sin por ello ir a un destete total. Hoy, una mujer con lactancia a demanda y sin poder salir, se ve abrumada y quizás se ve compelida a destetar por el contexto.

Dependerá de cada díada y sus costumbres.

Elegir la toma a retirar. Hay bebés que sólo se despiertan una vez por la noche, y ésta puede ser una toma a sustituir.

La persona que co-cría, puede asumir un rol en el proceso.

No se trata de sustituir una toma por otra (leche).

Pasar de la teta al vasito es una estrategia que ayuda.

Todo proceso de destete tiene que ir acompañado de la mirada de la madre hacia su propio cuerpo, qué pasa con sus pechos, qué necesidad de drenado no estimulante requiere, para evitar congestionamientos, taponamientos o mastitis y saber que una puericultora recibida es quien mejor puede acompañar en este manejo.


Paula Diaz de Arcaya es Socióloga y Puericultora de la ACADP