«El ocio y la vida intelectual» es el título de un libro escrito a mediados del siglo pasado por Josef Pieper, filósofo neoclásico alemán*. Sostenía él que es el ocio y la vacancia es el estado para el cual hemos sido creados.
La contemplación, el mirar la obra acabada, y en este caso el mirar, el ver, el gozarse del Creador, de Dios, es el fin para el cual hemos sido creados.
Pero viniendo más aquí, qué hermoso es una vez finalizado un trabajo, una tarea, sea esto una tarea manual o la tarea cotidiana, como limpiar una casa, como terminar un plato de comida, la comida que vamos a servir, o la tarea para la casa, o cualquiera de nuestros trabajos que iniciamos y que finalizamos, luego sentarnos por un segundito y mirar, contemplar, y descansar. Eso es el ocio creador, es el descanso en la obra terminada. Y estamos hechos justamente para esto.
Uno de los males del mercantilismo o de la industrialización es que la persona se termina convirtiendo en un tornillo de un engranaje, que nunca ve la obra como tal, terminada.
Tanto es así esto que fue plasmado en su momento por Charles Chaplin en la película «Tiempos modernos». Precisamente esto del vacío de no saber para qué se ha hecho esta tuerca, o qué es este tornillo, o este resorte a dónde va ir a parar, etcétera, etcétera. Es parte del trabajo del hombre el contemplar la obra terminada, la finalización, el sentarnos y ver que esto está bien hecho. Porque también nos asemeja a Dios, que el séptimo día vio que había hecho todo una obra, cesó de lo que había hecho y vio que todo era muy bueno. Y por eso al séptimo día descansó. Nuestra vida, nuestras tareas, tienen verdaderamente sentido o mejor dicho deberían tener un verdadero sentido si podemos contemplar la obra terminada.
Con el pasar del tiempo esto devino en el Día del Trabajador, donde no solamente se reclaman derechos justos y buenas pagas, eso debe ser así, sino también el derecho a un día de descanso o como se llamó en su momento «el sábado inglés», el trabajar la mitad del día sábado y el domingo tenerlo libre. Precisamente para descansar, para estar en familia, y para contemplar la obra terminada, lo que se ha realizado y trabajado durante toda la semana.
Cuánta tristeza producen estas grandes cadenas de supermercados abiertos de lunes a lunes, donde con rotación o no de empleados nunca cierran y nunca se termina. Esto se terminaría si en algún momento los que consumimos decimos el domingo no vamos a comprar. Tenemos para comprar desde el lunes al sábado por la mañana. Que bueno sería que el domingo sea nuevamente un día de descanso, de entregarlo a la familia a uno mismo, al ocio creador, a contemplar, a disfrutar lo que se ha hecho y a pensar lo que se va a hacer.
Que la Virgen Santísima de Luján nos ayude a todos a comprender que esto no es una utopía, un sinsentido o un sueño para algunos.
Que la Virgen Santísima de Luján nos libre de este capitalismo aberrante, que muchas veces se lleva puesto el trabajo de tantas personas, el descanso de tanto hacer.
* Josef Pieper, filósofo neoclásico alemán. Se lo considera uno de los pensadores católicos más influyentes del siglo xx, autoritativo en la filosofía de santo Tomás de Aquino, y uno de los primeros filósofos modernos en explorar la idea de la esperanza en la vida humana