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María Laura Aldaburu, vecina repatriada desde Costa Rica: su historia y una carta

La pandemia que el coronavirus desató a nivel mundial trajo consigo diferentes y complejas situaciones. Una de ellas fue la vivida por la mercedina María Laura Aldaburu, que regresó el último viernes de Costa Rica, en donde estuvo varada debido a las restricciones. A través de una nota, la vecina agradeció y narró las gestiones que posibilitaron la repatriación como así también la atención sanitaria recibida al regresar a nuestra ciudad.

“Fui en febrero a visitar a mi familia que se encuentra allá y desgraciadamente se desata esta pandemia”, comentó María Laura Aldaburu y destacó la labor del embajador argentino en Costa Rica: “El sabía absolutamente todo lo que le pasaba a cada persona, se preocupaba y se angustiaba por la situación que estábamos viviendo y principalmente nos contenía, algo sumamente importante cuando alguien se encuentra fuera de su país”, aseguró.

María Laura detalló el procedimiento efectuado cuando arribó a nuestro país. “Al llegar todo fue muy ordenado, nos dieron guantes y barbijos, nos rociaron con alcohol. El aeropuerto estaba vacío, es decir estábamos los repatriados y los equipos de salud y seguridad”, y agregó que “las personas que eran de capital federal se quedaban ahí y eran trasladados a un hotel, mientras que a los que éramos del interior nos mandaban a cada uno a nuestras ciudades”.

“Ya al llegar al aeropuerto diferentes autoridades municipales como sanitarias me pusieron al tanto de cuál iba a ser el protocolo de seguridad a seguir”, afirmó la vecina y detalló: “Te puede ir a buscar una sola persona, que debe dejarte en tu domicilio y no puede hacer la cuarentena con vos. Así que me fueron a buscar, me dejaron en mi casa y al instante me llamaron desde la Secretaría de Salud”.

“Me preguntaron cómo me sentía y si necesitaba algo, y a partir de ese día me llaman todos los días dos veces -mañana y tarde- donde además me consultan si preciso que alguien me haga las compras o algún tipo de asistencia», indicó.

Aldaburu también agradeció a los vecinos: “Me traen comida, tengo la heladera llena, me dejan las cosas en la puerta de mi casa y después pago con débito o a mis vecinos les deposito en sus cuentas”, subrayó. “Esto nos va a traer muchísimas enseñanzas que tienen que ver con lo humanitario”, opinó.

El 88,7 por ciento de los argentinos y residentes que querían regresar ya lo han hecho y se estipula que en menos de un mes se repatriará a los que faltan. Se hará a través de los operativos desplegados semanalmente por la Cancillería de vuelos humanitarios o de Aerolíneas Argentinas, o de los tramos dispuestos por aerolíneas privadas.

Una carta agradecida
Por otra parte, María Laura escribió una carta en la que agradeció toda la ayuda recibida. El texto es el siguiente:

Repatriación
Crónica no anunciada..
Parte I

Costa Rica es casi mi segundo hogar desde hace muchos muchos años. Allí residen mi padre, mi hermano y mis adorados sobrinos. Desde hace poco mas de un año mi amado hijo Simón emprendió una nueva aventura que resignificaría su cotidiano y allí fui, hace poco mas de 2 meses, a su encuentro; a compartir esa rutina de trabajo y amor y contarnos y reírnos y disfrutar ese presente, de estar juntos, con este hijo mío que veo crecer con profunda emoción. Allí también nos encontró juntos este bichito que lo único que nos pide es que nos quedemos adentro, con quienes estemos y no salgamos y quizás así podamos disfrutarnos un poco más? Mi pasaje de vuelta se canceló… aquí me esperaba mi hogar, mis perras, mi amor, mi madre… y claro… mis amigos y me dije «El Universo lo decidió así… lo tomo y lo agradezco». Y así fue que ademas de cuidarlo y observarlo, a mi hijo, tuvimos más tiempo aún para re descubrirnos en una nueva manera, una nueva forma… tan causal como este momento Universal.

Parte II

Llegaba el momento de regresar. Desde la Embajada argentina en CR los llamados eran casi cotidianos. «Estamos haciendo hasta lo imposible para que puedan volver». Esas palabras en general se reciben casi como una fonola que alguien dejó en repetición. Ayer de madrugada nos encontrábamos en el aeropuerto de Costa Rica los 50 pasajeros y el EMBAJADOR MARTIN RECONDO, el Cónsul, su Sra Esposa y su equipo y yo sentada sobre mi valija volvía a mirar la escena con lágrimas que abrazaban mi corazón.
Ellos nos recibieron, asistieron, nos acompañaron emocionalmente. Sabían perfectamente quién era cada uno y cuál era la problemática en lo particular (oncológicos, ancianos, cardíacos, etc)
Verlo a Martín, como todos lo llamábamos ahí, angustiado y preocupado por nuestro regreso y la situación, volvía a emocionarme, saludándonos en la puerta de embarque a cada uno por su nombre con amor y sin machete …
Nos sentimos abrazados con un manto de HUMANIDAD, RESPETO, VOCACIÓN DE SERVICIO, AMOR. Vuelvo a emocionarme y así sigo confiando en esta humanidad y me digo y les digo que si cada uno de estos valores preciados que tenemos como seres que somos están puestos en el lugar preciso… se pueden estas y tantas cosas más.
Aun quedan 200 argentinos en Costa Rica esperando regresar.
Gracias, gracias a mi familia, a Migue, mis primos por cuidar a mi mamá, mis amigos por cuidar mi casa, y amigos que estuvieron incondicionalmente cada unos de estos días acompañándome. Gracias Ro, por ayudarme a redactar esta carta.

AGRADEZCO PROFUNDA Y EMOCIONADAMENTE a todos y cada uno que hicieron posible que hoy pueda redactar esta carta desde mi hogar.