A algunos los pone nerviosos, a otros los harta, otros se sienten «como en casa» (y nunca mejor dicho, parece).
Lo cierto es que la pandemia del COVID-19 aceleró un proceso que se venía dando desde hace bastante tiempo en todo el mundo: hacer «home office» es una práctica que llegó para quedarse.
Desde clases de zumba, yoga, gimnasia, fútbol, pasando por el psicoanálisis hasta reiki energético a distancia, hoy todo el mundo necesita de Internet para seguir trabajando.
¿Qué es lo que menos te gusta de hacer «home office»?
Me interesa tu opinión…