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El ayuno que Dios quiere

Dice la Palabra de Dios: este es el ayuno que yo quiero, oráculo del Señor, suelten las cadenas injustas, que den pan al hambriento, que den de beber al sediento, que vistan al desnudo. Este es el ayuno que yo quiero: misericordia y no sacrificio.

Y si de ayuno espiritual hablamos, hablamos también por ejemplo de ayuno o abstinencia de palabras. Hablamos también de palabras inútiles, de palabras que lastiman, de palabras grandilocuentes, mentirosas, de palabras que hieren, de palabras que traen más confusión que luz o verdad.

Ayunos y abstinencias de primeros lugares. Ayunos y abstinencias de reconocimientos. Ayunos y abstinencias de figurar, de tener siempre la primicia.

Y mirando en el espectro de ejemplo, tenemos a alguien que sobresale, a quien hoy celebramos de modo particular: San José, el padre putativo (*) o padre adoptivo de Jesús.

San José es descrito en la Sagrada Escritura como hombre del silencio, y el hombre siempre dispuesto a la voluntad de Dios.

En el caso de la Virgen Santísima, María ve al ángel que le anuncia. Mientras que José es el sueño que recibe el anuncio del Ángel y las instrucciones para tomar a María como esposa y luego posteriormente también en un sueño trasladar a Egipto al Niño y a su Madre porque Herodes quería matarlo. Es el hombre de los sueños, es el hombre de las visiones, es el hombre de la obediencia absolutamente ciega.

Qué santidad la de José, que Dios nuestro Padre le confió a estos dos grandes amores suyos en la tierra: a María y a su Hijo Encarnado, al hijo de Dios, de ahí que recibe el nombre de padre adoptivo, padre putativo, y también Patrono Universal de la Iglesia.

Qué bueno es en este santo tiempo de Cuaresma buscar estar haciendo la voluntad del Padre. Estar en silencio como José para escuchar la voluntad del Padre. Estar dispuesto como José a los signos de los tiempos para haciendo ayunos de un montón de ruidos y de palabras inútiles, estar a disposición de lo que Dios nuestro Padre desee.

Que, como San José, también nosotros seamos, de esta manera, silentes pero actuantes.

La Virgen Santísima de Luján los bendiga.


*Jose P.P. (padre putativo), de allí la costumbre de llamar «Pepe» a todos los José.