El fútbol es, sin ninguna duda, el deporte más importante del mundo, pero hay países de referencia por el interés que despierta. Este es el caso de Argentina, donde desde las categorías que no son profesionales hasta su combinado nacional existe una afición que apoya a sus equipos en todo momento y bajo cualquier circunstancia.
De este modo, no es de extrañar que los amantes de este deporte nos hayamos sorprendido con las gradas llenas en el Estadio Carlos V, donde el CSD Flandria se despidió de su afición tras una temporada agridulce. Los resultados no han sido buenos, pero se ha mantenido la categoría en la Primera Nacional y esto ayuda a seguir apostando por un proyecto deportivo continuista.
Sin embargo, este apoyo se ratifica incluso en categorías menos exigentes como en la Primera D, última división para los equipos afiliados a la AFA (Asociación de Fútbol Argentino). Sus partidos generan mucha expectación a nivel regional y reciben una cuidada cobertura a través de medios de comunicación locales, que se vuelcan con estos clubs para darles mayor visibilidad.
Por supuesto, tampoco podemos pasar por alto el enorme crecimiento que ha experimentado el fútbol femenino durante estos últimos años, que sigue ganando presencia en la sociedad. Los datos son muy positivos y Argentina es uno de los países referentes en este fenómeno, algo que vuelve a poner de manifiesto la importancia de este deporte para toda la sociedad en su conjunto.
La cita mundialista, una ilusión para todo un país
Todo este apoyo desemboca directamente en citas como la Copa Mundial de la FIFA que se disputará en Catar a partir de noviembre, ya que supone un escaparate de lujo para que Argentina muestre a nivel internacional su apoyo incondicional a este deporte. De hecho, la albiceleste llega con opciones reales de hacerse con este título tan prestigiosos, especialmente tras conquistar la pasada edición de la Copa América y romper con varias décadas de sequía.
Todas las apuestas deportivas coinciden en situar al equipo entrenado por Lionel Scaloni a la misma altura que Brasil, Alemania, Francia o España. Además, la albiceleste encara con optimismo una liguilla de grupos bastante asequible, donde lograr el liderato le permitiría dejarse un camino bastante sencillo hacia una hipotética final.
Por consiguiente, podemos atrevernos a decir que, a 11 de octubre de 2022, la selección argentina es una de las principales favoritas de la cita mundialista. Eso sí, deberá demostrarlo ante Arabia Saudí el 22 de noviembre, ante México el 26 de noviembre y ante Polonia el 30 de noviembre. El calendario es muy apretado y la intensidad de los duelos será muy dura, pero Argentina debería tener recursos suficientes para resolver estos choques sin grandes dificultades.
Messi, un ídolo que será difícilmente reemplazable
Finalmente, este apoyo incondicional a los equipos de todas las categorías, que se extrapola directamente a su combinado nacional, también se produce sobre la figura de los futbolistas. En este punto debemos destacar a Lionel Messi, que se ha ganado a pulso el reconocimiento mundial como el mejor futbolista de la historia.
El astro argentino está ante su última gran oportunidad de triunfar en una cita mundialista, debido a que se acerca el final de su carrera deportiva. Además, tiene a su alcance una serie de récords que eran impensables para cualquier jugador, pero que ha logrado ir superando gracias a una calidad innata y a un afán competitivo que le permite mantenerse en la élite de este deporte durante muchos años.
La influencia de Messi será difícilmente reemplazable a corto plazo, aunque en Argentina existen una gran cantidad de jugadores de primer nivel que están asumiendo cada vez más galones con el paso del tiempo. Esto permite que su combinado nacional cuente con una de las plantillas más espectaculares del momento, pero también que esté asegurado un relevo generacional que ofrece muchas garantías de éxito.
La pasión por el fútbol se trasladará a partir de noviembre hacia Catar, pero está presente cada día del año en cada uno de los terrenos de juego del país. Estos aficionados no tienen en cuenta la categoría y a veces pasan por alto los malos resultados, mientras su equipo luche por cada balón para generarles un orgullo que tan solo logra este deporte.
